Como este es un blog…se supone que puedo gritar a todos los vientos lo que pienso y no «repensar» mis palabras para agradarle a nadie. Y hoy tengo ganas de escribir lo que siento desde hace ya mucho tiempo…desde que soy enfermera. Hoy seré libre.
Como mi cabeza gira y se mueve en torno a los viejitos, suelo analizar y evaluar el cuidado que estos reciben en todos los niveles asistenciales, públicos o privados, en los cuales he tenido el agrado o desagrado de estar (como enfermera o como familiar o ambas, ya que es muuuuy difícil separar las cosas la mayoría de las veces). Bueno, prosigo. Con mi título de Enfermera especialista en Geriatría parece que vino un accesorio adicional, una especie de «sensor» de malas prácticas en salud y ese sensor lamentablemente suena y suena con demasiada frecuencia cuando me acerco específicamente a un hospital. Muchas veces he cuestionado a ese sensor…me he preguntado si en realidad soy quizás un tanto «exagerada» o «perfeccionista», me he sentido mal por eso…pero en otras ocasiones el sonido del sensor me inyecta adrenalina y me mueve a hacer algo, HACER ALGO!!! Pero que? Me he preguntado eso muchas veces y aún no tengo una respuesta satisfactoria, aunque sí tengo varias alternativas de respuesta que pueden aportar un grano de arena.
Mientras escribo ahora me vienen a la cabeza ciertos episodios que me gustaría nunca haber vivenciado o escuchado y que compartiré hoy con ustedes:
– Adulto mayor (sin antecedentes mórbidos conocidos) ingresa a una urgencia post reanimación (había sufrido un paro cardiorrespiratorio minutos antes en su casa). Esta persona es rechazada por el equipo de ese servicio para ser hospitalizado allí…
– Adulto mayor nonagenario con necesidad de evaluación médica diaria no es visitado por equipo médico durante el fin de semana. Fallece el día lunes.
– Adulto(s) mayore(s) fallecen el día lunes…
– Adulto mayor autovalente ingresa a un hospital por X diagnóstico de tipo infeccioso. Egresa dependiente severo. No camina ni come por sí solo.
– Adulto mayor frágil, camina por sí solo en casa. Ingresa al hospital y le ponen inmediatamente pañales. (Parece que la idea es que ellos no se muevan…que sean unos «bebés» en cuerpos de adultos. Ni soñar ir al baño asistido, eso es impensado!!!).
– Adulto mayor dependiente enflaquecido hospitalizado con su papilla fría en el velador…
– Adulto mayor con deposiciones hasta los omoplatos…
– Adulto mayor sufriendo delirium que es «confundido» (pensemos que eso fue) por un diagnóstico de Demencia…se le indica gastrostomia para alimentación. Al día siguiente paciente habla, camina y come por sí sola (se suspende la gastrostomia).
– Adulto mayor inmovilizado a la cama con vendas de gasas. Manos fijas y apegadas a las barandas de la cama. Cero rango de movimiento.
– Adulto mayor con múltiples úlceras por presión (piel indemne al ingreso).
– Adulto mayor con enfermedad de Alzheimer espera horas (más de 4 horas) su atención en policlínico. «No es prioridad porque no hay nada que hacer con él».
– Adulto mayor sin prótesis dental, ni audífonos, ni menos ayudas técnicas. Es decir, persona que no come bien, no escucha y no se mueve.
Uy! la lista continúa pero tampoco la idea es que terminemos todos deprimidos.
¿Cual es la idea entonces?
Generar conciencia. Darnos cuenta, observar, mirar, fijarse más! mucho más! y dar a conocer estas cosas a las personas indicadas. Las personas indicadas…será la Oficina de Reclamos? Muchas personas piensan que ocupar su tiempo escribiendo una carta de reclamo es perder el tiempo, yo no pienso lo mismo. Eso genera un registro válido, leído o no, es un registro igual. Tendrá su peso cuando sea necesario. Pero también podemos ir más allá… o es sólo utopía? No, ahora podemos aferrarnos a los Derechos de los Pacientes.
Ya como última cosa…se debió promulgar la Carta de Derechos y Deberes de los Pacientes. ¿Sería necesario hacer eso? Obviamente! bajo los antecedentes que conocemos, claro que fue necesario. Porque tratar dignamente a una persona parece que tiene que ser una obligación.
Pero … todos sabemos esto, no es ninguna novedad. El punto es «Qué podemos hacer al respecto». Aquí les dejo mis propuestas:
– Educación continua: Más enfermeras y técnicos especialistas en Geriatría.
– Supervisión de Enfermería: a todo el personal de Enfermería, técnicos y profesionales.
– Investigar!!! Muy importante. Mostrar con evidencia por qué es mejor levantar a los adultos mayores hospitalizados, cuales serían los beneficios asociados a aquello (menores costos $$$). El signo $ tiene un gran impacto a nivel gerencial. La Enfermería Basada en la Evidencia es fundamental.
– Educación a la comunidad: empoderar a la comunidad respecto a sus derechos y deberes.
– Docencia: Desarrollar metodologías de educación de impacto con los estudiantes del área de la salud, por ejemplo: Role playing respecto a alguno de los casos vistos antes. Visionamiento de películas basadas en hechos reales. Visitas observacionales donde apliquen el pensamiento crítico, entrevista a familiares para conocer sus necesidades mientras su ser querido se encuentra hospitalizado, etc. Educar desde la experiencia, pienso que esto me ha dado buenos resultados.
– No cerrar los ojos! Sé que es duro no hacerlo pero tenemos que mantener los ojos bien abiertos, estar alerta a estas situaciones. Nos tienen que seguir afectando! No podemos seguir como si nada de esto estuviera pasando… si pasan…toménlo como una oportunidad para generar un gran cambio! Convérsenlo con sus colegas, traten de cambiar las cosas, me consta que sí se puede.
– Dejemos de ser tan competitivas, necesitamos unirnos como gremio. Remar todas y todos para el mismo lado. Juntos les aseguro se pueden lograr muchas más cosas. Suena cliché pero es verdad. Empecemos a ver quien está a nuestro lado y no seamos «la o él enfermera/o de la sala», seamos los enfermeros o enfermeras del servicio, del hospital…
– No olvidemos a la familia, ellos pueden ser nuestros mejores aliados en el cuidado de los ancianos. Hagámoslos partícipes de todo en cuanto sea posible. Eduquemos en salud, promocionemos la salud, preocupémonos de los cuidadores!!!.
No olvidemos que existe el acompañamiento 24 horas…pero no juzguemos si algún familiar no acepta realizarlo, en nuestro país no están las condiciones para hacerlo dignamente.
– Seamos jefas!. No tengamos miedo a los cargos de jefatura porque pueden ser una gran oportunidad para desarrollar todas o la gran mayoría de nuestras ideas de mejora. Si no nos sentimos preparadas para un cargo de este tipo entonces…Estudiemos, preparémonos aún más!!!
– Trabajemos en equipo. Está bien que nos empoderemos como enfermeras pero no olvidemos que el cuidado del adulto mayor es de por sí interdisciplinario. Comuniquémonos con todo el equipo de salud, trabajemos juntos, así se lograrán mucho más rápido los objetivos.
– Detengámonos. Con esto me refiero a darse el tiempo para estar, pero de verdad «estar» junto al adulto mayor. Acompañarlo, conversarle, darle la mano, valorar de cerca sus necesidades, sus alegrías, sus sentimientos…A veces no hace falta nada más.
Bueno queridos amigos, creo que terminé por hoy. Me siento feliz por haber sido capaz de escribir esto…no sé si alguien lo leerá, pero creo que no faltará el curioso que lo haga.
Los invito a opinar. ¿Qué piensan ustedes?
Cariños